Beira

Vamos ya por el quinto dia de vientos que rozan los cien kilómetros por hora. Es uno de los periódicos temporales de Levante que azotan el Estrecho. Bueno, ahora ya no se llaman así. Ahora son Ciclogénesis, compulsivas, o esperpénticas, o algo así. Otra chorrada nueva de homo, que se cree sapiens, y aburrido, en algún rincón de algún instituto meteorológico, viendo pasar nubes y buscándoles algún parecido con ositos, gatitos, caras de artistas o reyes, se han preguntado... ¿!cuánto tiempo llevamos llamando fuertes vientos de levante a los fuertes vientos de levante!? Grandiosa pregunta. Pues toma, Ciclogénesis. 

Esta vez se han paralizado los trayectos de los ferrys. Incomunicados totalmente. Al tercer dia de temporal, seguro que con el solidario propósito de aliviar las acumulaciones de pasajeros en las salas de espera de los puertos, rompió amarras y se hizo a la mar un ferry, desde Algeciras a Ceuta. Algún aguerrido capitán, medio enloquecido y gritando aquello de ¡ron, ron, ron... la botella de ron!

Yo lo vi pasar desde mi ventana, atónito y con facciones de grave estreñimiento. La mitad del barco se hundía como si buscara conchas en el fondo, para luego salir con la proa hacia el cielo y balanceándose al mismo tiempo por estribor y por babor, por favor, esa pobre gente de secano, llegarán vomitados hasta el tuétano. Digo de secano porque cualquier paisano, cercano al mar, al aproximarse a los puertos y ver la panfollina de ostias que se están arreando entre Eolo y Poseidón, lo suyo es activar inmediatamente el plan B, que puede ser cualquiera excepto subir a esa batidora. 

Como yo vivo junto al mar, del que solo me separa una carretera, pues llevo estas cinco jornadas oyendo el bramar de las olas y sin apenas poder ver el espectáculo, ya que el salitre ha ido creando una pátina blanquecina en los cristales que a cada rato es mas opaca. Un vecino se ha ido, agobiado, a otra parte de la ciudad porque no puede dormir con los estampidos del rompeolas. No he querido discutirle que a mi, los sonidos de la Naturaleza me relajan. La lluvia, el viento, las olas, los grillos... aunque nunca he dormido en el cráter de un volcán en erupción, bueno, también retiro lo de los putos grillos. 

No he podido abrir las ventanas para desalistrarlas. Ayer lo intenté solo dos segundos y no quedó nada en su sitio que no estuviera debidamente anclado. Un buen Temporal de Levante es un verdadero espectáculo. Y es que lo vivo desde muy cerca, en la orilla, junto a, a la vera de, en el margen. Al abrir la ventana, solo dos segundos, la mesa del ordenador ha quedado inmaculada. Todo lo que había sobre ella está ahora desparramado, eso si, la casa se ha perfumado en el acto, de un maravilloso aroma a algas y salitre.



Una vez repuesto el orden necesario me sonrío ante un sobre de fotos marcado como " Beira ". Beira, muy cerca, en la orilla, junto a, a la vera de, en el margen. Fue aquel un paseo por la vertiente occidental de la Serra da Estrela, techo de Portugal, justo en el valle del Mondego. Buscando dólmenes, por supuesto. Entre Carregal do Sal y Mangualde, serpenteando el rastro de unos dólmenes preciosos.

En Carregal do Sal, los portugueses, esa gente tan extraña para los españoles, tan extravagantes que suelen levantar sus Monumentos Megaliticos y ponerlos de nuevo en valor, visitables, con respeto por su historia, etc, con lo bonito que están los nuestros, tirados por los suelos, olvidados, reutilizados en cochineras. Pues estos raros vecinos han sacado desde montañas de malezas y matorral, un grupo de dólmenes, los han remozado sutilmente, han construido una red de senderos bien señalizados y ahora constituye un aliciente mas para los visitantes de la comarca, para una jornada cojonudamente megalítica.


Dolmen de Da Orca, Carregal do Sal (Viseu)

Dolmen de Cavada, Oliveira do Hospital (Coimbra)

Dolmen de Rio Torto, Gouveia (Guarda)

Dolmen de Cunha Baixa, Mangualde (Viseu)

¿Por qué está derribado el menhir 'El Cabezo', en Alcántara, el más grande de España?
¿Cuánto cuesta poner en pie un menhir?